miércoles, 17 de marzo de 2010

"FENOMENO DE LA FALSA MEMORIA"

ILUSIONES PERDIDAS"

La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor,
Sino de lo que pasa dentro de nosotros; la felicidad se mide por el espíritu con el cual nos enfrentamos a los problemas de la vida.

El Viaje Más Largo...

“Llega un momento en la vida de cada uno donde el futuro deja de ser un anhelo porque sin que se haya notado ya nos ha sobrepasado y en el horizonte siquiera se logra entrever lo mismo que sucede en el presente pero con más experiencias”…

“El presente también ha dejado de ser objeto de atención porque, para bien o para mal, ya constituye solamente una parcela de existencia que se agota al momento mismo de su uso y donde la novedad y la sorpresa son campos áridos”…

“Es entonces cuando el pasado empieza a sujetar y, enraizándose con ayuda de la niebla que cada cual se va creando en derredor, se vuelve a hacer tan presente como cuando constituía eso mismo para cada uno. De este modo se puede volver a vivir todo lo pasado pero con otro tiempo y perspectiva: la propia vida gastada se puede analizar, cuantificar, sopesar, y toda esa disección lleva aparejada la recuperación de sensaciones y, por tanto, de gustos y de sinsabores”.

En la época en que comienza esta historia, la prensa y los rodillos para distribuir la tinta no funcionaban aún en las pequeñas imprentas de provincia, los libros se difundían en copias manuscritas por escritores, dedicados exclusivamente a la réplica de ejemplares por lo que la literatura no era accesible para la mayoría de la sociedad.
En el Puerto de Malejab, un pueblo pequeño alejado de la gran ciudad, vivían cerca de dos centenas de personas, dedicadas a la pesca, a la agricultura, la ganadería, el comercio, había también negociantes, y entre la clase media encontramos a personas dedicadas a la literatura que escribían novelas, cuentos, poesías, relatos, en fin historias que aunque en su mayoría no eran publicados se difundían por el pueblo por una baja cantidad de dinero. En la pequeña imprenta del puerto llamada “Vorhanden” los libros se ilustraban a mano, todo lo realizaban de una forma tradicional pues aquel lugar fue heredado por varias generaciones, en este tiempo pertenecía a la señorita Luciana quien vivía con su abuela a quien cuidaba y acompañaba desde hacía mucho tiempo.
Luciana se encargaba de que todo en la imprenta tuviera buenos resultados, sin embargo, esta había dejado de ser tan productiva puesto que no mucha gente se interesaba por la literatura y la otra muchas veces no contaba con recursos suficientes para adquirirla. Luciana era una joven entusiasta, emprendedora y sobre todo soñadora que estaba siempre en espera de una carta del abogado de su padre que trajera la noticia de que por fin podría cobrar la herencia pues de esta manera podría darle a su abuela una vida agradable aunque sin lujos pero con lo necesario para pasar los últimos días de su vida , su madre murió cuando ella tenía tres años y su padre ocho años más tarde, por lo que tuvo que vivir desde muy pequeña con su abuela a quien quería y respetaba mucho, sin embargo su abuela era una persona seria, con un carácter fuerte, la relación entre ellas era un tanto complicada puesto que mientras que Luciana buscaba trasformar constantemente todo lo que había a su alrededor su abuela se resistía al cambio pues consideraba que las cosas debían quedarse como su hijo las había dejado, así la imprenta no podía renovarse, ni siquiera podían cambiar las mesas de lugar para poder trabajar mejor y la casa debía seguir tal como estaba trece años atrás, los muebles no podían ser siquiera movidos medio centímetro, sus ropas viejas, polvorientas y arrugadas seguían en el mismo lugar que mucho tiempo atrás, incluso se resistía a dejar de realizar las mismas cosas, siempre a las cinco de la mañana era necesario tomar el desayuno, a las ocho Luciana salía a la imprenta y a las doce debía regresar para dar el paseo del medio día con su abuela, la comida debía estar lista a las dos de la tarde, a las cinco la señora solía salir a dar un paseo por el puerto, y a las seis de la tarde se reunía con las demás señoras del pueblo, en la iglesia para realizar todo tipo de manualidades, Luciana debía pasar por ella a las ocho en punto y por fin regresar a casa para dormir. La historia era la misma día con día, no era posible cambiar de planes ni siquiera en los días festivos del puerto, pues en ese momento la señora comenzaba a sentirse mal y a hacer rabietas.
Todas las mañanas la abuela de Luciana se levantaba y abría el tarro de café, calentaba el agua y la vertía en una taza con singular desencanto, la vida para ella se había vuelto monótona y aun mas porque era abril, un mes que había tenido que sobrevivir durante años, pues su hijo había muerto en otro como este.
Sin embargo este abril las cosas en la imprenta iban cada vez peor, ya no era posible siquiera pagar la renta, Luciana no encontraba forma de decirle a su abuela que las cosas habían cambiado y sin que ellas se lo esperaran, que tenían que vender la imprenta si querían seguir comiendo. Pasaron días, y Luciana no le decía nada a su abuela hasta que por fin se atrevió. El clima ese día estaba algo lluvioso, llovía despacio pero sin pausas, parecía que todo estaba a su favor pues ese día por primera vez en varios años a causa de las incongruencias del clima no había podido ir a la iglesia, Luciana sentía que se le helaban los huesos de la imponente figura que le representaba su abuela, sin embargo esta vez tenía que decírselo, así que tomo todo el café que tenia de un solo sorbo y después de llevar la taza a la cocina decidió hablar:
----Abuela, desde hace mucho tiempo he tratado de hacer que las cosas en la imprenta vayan mejorando, mas sin embargo todo me ha salido mal, yo no quisiera decirte esto, pero tienes que saberlo---- y de pronto sin más preámbulo dijo---- Tenemos que vender la imprenta, ya no hay fondos, la gente ya no compra libros y muy pocos los escriben y aunque mantenía viva la esperanza de que llegara carta del abogado, me canse de ir al puerto, nunca va a llegar nada.
El tono en que hablaba Luciana era desalentador, aquella muchacha emprendedora y llena de vida había quedado atrás, las preocupaciones y la rigidez de la vida que hasta ese día había llevado habían hecho de ella una mujer fría, hasta ese momento en que de pronto se dio cuenta su cariño por la imprenta que había heredado su padre de su abuelo y ella de su padre, el dolor que sentía por perderla y por la tristeza que estaba causando a su abuela era inmenso.
Después de la plática y de la inminente confesión, hubo un prolongado silencio, ninguna de las dos personas en la habitación emitía murmullo alguno, todo parecía gris, incluso la expresión que ambas tenían había dejado de tener vida, y además aun era abril.
Y así pasaron la noche, ninguna pudo dormir, en momentos se miraban, querían abrazarse pero ninguna de las dos tenía el valor, las caras largas se mantenían, en momentos cuando de pronto alguna tenía calor, se paraba, daba unos cuantos pasos y volvía a su lugar, parecía que ambas habían emprendido un viaje, a dónde no lo sé con exactitud, lo cierto es que Luciana ya no era la joven con esperanza que había sido o que había aparentado ser, y a su abuela las arrugas parecían hacerse cada vez más profundas, su tez más que blanca parecía transparentarse, y sus ojos parecían perdidos, miraba en momentos fijamente hacia un solo lugar pero Luciana no tenia siquiera la energía para mirar o darse cuenta de que algo estaba mucho peor.
Pasaron varios días y la situación no mejoraba, podía percibirse una ansiedad y tristeza hasta en el aire que entraba por las ventanas de la casa.
Así que después de varios días de no abrir la imprenta, por fin una mañana cuando Luciana salió de la habitación con la misma expresión que unas días antes, se fue directo al tarro de café y se dio cuenta de que apenas alcanzaría para una taza y realmente no contaba con nada para comprar otra, así que hizo como que tomo una taza y lo demás lo dejo para su abuela ya que pensó que sería más difícil para ella la situación, cuando mucho tiempo se resistió a cualquier cambio o alteración de lo que ella creía que le daba estabilidad. Así que espero a que hirviera el agua y llevo la taza de café a su abuela, cuando la vio entrar, se incorporo para recibir la taza y dijo:
---- Y tú ----
----Ya tome ---- mintió Luciana. Todavía quedaba bastante en el tarro.
Y la abuela agrego ---- estás segura de que lo mejor es vender la imprenta.
Si abuela---- contesto.
----Pues es mejor hacerlo ya---- replico
Después de buscar por varios días alguien que estuviera interesado en comprar la imprenta por fin una tarde tocaron a la puerta. Era el Sr. Arnoldo uno de los señores más pudientes del pueblo que en esta ocasión estaba interesado en comprarla.
Así que la abuela al enterarse de la visita pregunto:
---- ¿Qué intención tenía el Sr. Al venir a la casa?
Luciana contesto
Mañana temprano vendrá a visitarnos en Sr. Arnoldo, el está interesado en comprar la imprenta.
Después de una larga noche, por fin amaneció, era una mañana difícil de soportar para cualquiera en aquella situación
Arréglate para recibirlo--- Ordeno
Enseguida Luciana se cambio para recibir al Sr. Y la abuela comenzó a desempolvar la ropa que había utilizado el día que inauguraron ella y su hijo, la imprenta.
La abuela había ya analizado varias cosas por la noche, sin embargo aun no recuperaba su expresión, no parecía molesta, ni agobiada y mucho menos feliz. Tal vez era además porque era abril.
Caminaron juntas a la imprenta y llegando, estaba ya esperándolas el Sr. Arnoldo, hicieron el inventario, y sin más nada cerraron el trato, ninguna de las dos, manifestaba gesto alguno y mucho menos pensaban en lo que más les convenía de acuerdo al que estaban acordando, ambas parecían tener la mirada perdida.
Después de salir del lugar, la abuela pidió a Luciana la acompañara, a esta última parecía extrañarle la petición, sin embargo la siguió.
Llegaron al puerto, se sentaron y la abuela sin decir nada mas comenzó a hablar:
---Jamás imagine que encontraría al hombre de mis sueños, a ese que te hace soñar con cada palabra que sale de su boca, ese que con solo mirarte hace latir tu corazón.
Román fue un hombre encantador, pude compartir muchas experiencias a su lado, y eso tan solo hace quince años.
Si, desde el primer instante, desde la primera mirada, las primeras palabras que cruzamos fueron suficientes para saber que todo lo que un día aquello con lo que había soñado estaba frente a mí. Era realmente perfecto, sus ojos cafés, cabello negro. Tenía ese poder de sacarme una sonrisa con tan solo mirarme. Me miraba de una manera especial que hacía que mi corazón latiera tan fuerte que parecía querer salirse de mi pecho.
Fue mágico esa noche la luna de abril se encendió y jamás pensé que sería el comienzo de una gran ilusión.
Hace casi quince años y aun puedo recordarlo como si hubiese sido ayer. Pero como siempre nada es perfecto había un obstáculo entre los dos. La distancia en el tiempo nos separaba y la diferencia de clases no permitía que siguiéramos juntos.
Así que decidí disfrutar solo ese instante que duro toda una eternidad. Nadie más existía y fue entonces cuando decidimos huir juntos. Viajamos por meses sin lugar ni rumbo fijo, hasta que mi padre nos encontró y logro separarnos, lo llevaron muy lejos de mí tanto que no he sabido nada de él.
Desde años es la historia que perturba mi mente, pero esta noche solté las anclas de mi vida, al vender la imprenta decidí comenzar de nuevo a vivir y tu hija mía debes hacer lo mismo.
Y es ahora cuando comprendo que el hecho de viajar tiene un significado mucho mas profundo que la mera mudanza de un sitio. Viajar es como nacer, salir de la blanda y como prisión del pasado para abrir los ojos al mundo y empezar a vivir por cuenta propia. Por eso el viaje que llevo dentro me llama nuevamente, para volver a nacer, para comenzar a vivir otra vez en abril.
La historia de su abuela tenía sentido, Y la ilusión volvió, y entonces se dio cuenta de que era hora de hacer su vida.
Y entonces comenzó a escribir...

Fin

Lizbeth es una señora de cincuenta y nueve años de edad que refiere que es la protagonista de la historia anterior, constantemente la cuenta a amigos y familiares afirmando que recuerda claramente lo que vivió. Lizbeth es una persona que presenta el síndrome de la falsa memoria o falsos recuerdos, ya que todo lo anterior es una historia creada por la señora, ya que esos recuerdos son totalmente inexistentes.

"Esta historia llena de un poco de fantasía y llendo un tanto al extremo, refleja lo que una persona con falsos recuerdos experimenta. Un ejemplo más real, sería una persona que recuerda una violación, la cual después de la investigación correspondiente nunca paso".

Se sabe que la memoria solo es confiable hasta cierto punto, bien sea por no recordar cosas que se saben o por recordarlas incorrectamente. Nuestro sentido de identidad, de quienes somos y que hemos hecho, está vinculado con nuestros recuerdos, y puede ser inquietante que esto sea cuestionado.
Sin embargo al recordar, muchas veces podemos no hacerlo correctamente por lo cual es importante de acuerdo a diversas teorías no confiar solamente en la memoria, sino insistir en evidencia que pueda corroborar el hecho. Sin embargo, dicha evidencia, que puede apoyar o contradecir el recuerdo, puede no estar disponible o puede no ser definitiva. Dado que los recuerdos falsos pueden parecer tan vívidos y reales como cualquier recuerdo verdadero, se debe ir más allá para entender las formas comunes como aparecen, como errores en las filas de identificación o mala práctica terapéutica, y evitar esos errores.

TEMA

Síndrome de Falso Recuerdo o Falsa Memoria (FMS): este es el término utilizado para la hipótesis que describe un estado mental en el cual un individuo tiene un alto número de recuerdos muy vívidos pero falsos, con frecuencia relacionados con abusos ocurridos durante su infancia. Esta condición se ha estudiado y los pacientes han confesado "haber fabricado enteramente historias". Sin embargo, el DSM-IV no reconoce el FMS. El debate sobre el FMS se centra en gran parte sobre el tema del abuso infantil, en el cual las supuestas víctimas experimentarían disociación, lo cual causa represión del recuerdo traumático hasta otra etapa de la vida, cuando el recuerdo vuelve a la superficie bien sea naturalmente o con la ayuda de un profesional. Muchos defensores del FMS critican ambos métodos de recobro de recuerdos, argumentando que los terapeutas y los psiquiatras accidentalmente implantan dichos recuerdos falsos.

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